Sunday, September 26, 2010

Influencia de Gustavo A. Bécquer en Antonio Machado y en J. Ramón Jiménez

Fotografía: "Tarde" de Aurora Osti Jiménez



       En la historia de la poesía, una de las figuras más importantes es; sin duda, el autor de “Volverán las obscuras golondrinas”: Gustavo Adolfo Bécquer, poeta que se ve reflejado en las biografías como el muchacho tímido, retraído, soñador y refugiado en su mundo. De ese mundo interior nace el pensamiento que eleva a una voz limpia, transparente, bella. Voz llena de noche, de vientos y de brumas, de luz, de alma y auroras, de movimiento, ritmos y rimas.
Gustavo Adolfo Bécquer es uno de los poetas con influencia permanente más leídos de habla hispana. Es el largo y caudaloso río de aguas libres y sensibles donde el arte poético fluye con libertad, producto de su propia libertad; río que sigue un impulso frenético y rebelde; río que abre paso sin preceptos literarios: sólo su inspiración. Así es Bécquer y de su río de inspiración han bebido infinidad de poetas a través del tiempo, poetas que han extendido su caudal y han formado nuevos ríos, con nuevas aguas. Como ejemplo tangible encontramos a Antonio Machado y a Juan Ramón Jiménez. Bécquer fue, una gran influencia para Machado. Ambos poetas tienen mucha melancolía en su poesía, con un toque de ingenuidad y sencillez, poesía sin complicaciones escrita para ser comprendida.

En la poética de Machado podemos encontrar elementos métricos de rima clásica. Algunos recursos poéticos encontrados en su poesía son: la anáfora, la antítesis y la adjetivación usando una estética modernista, pero intimista, influenciada por la poesía de Bécquer y arrastra consigo el estilo y la temática del romántico.

En la poesía de Machado podemos encontrar una infinidad de veces el hablar de “tardes”, la cual es palabra clave con mucha significación: sol que muere, luz que se oculta, vejez, vida que se va, y dice así: “Una tarde mustia y desabrida / de un otoño sin frutos en la tierra”. En otro poema dice: “Yo voy soñando caminos / de la tarde. Las colinas / doradas, los verdes pinos, / las polvorientas encinas!”. El significado de la tarde está regido por el adjetivo, el que marca la pauta para determinar el sentido diferente en cada poema. Bécquer por su parte dice: “Yo soy la ardiente nube / que en el ocaso ondea;”. En este caso el significado es diferente. El tono melancólico de ambos poetas proviene del choque de su realidad y su fantasía; podríamos decir que ambos son poetas que provienen del sentimiento.

Otro poeta que también ha sido influenciado por Bécquer y Machado, es Juan Ramón Jiménez. En 1902, Jiménez publica su libro Rimas en el cual se capta la influencia de Bécquer desde el nombre del libro hasta la utilización de recursos como el pie quebrado, exagerada adjetivación, uso constante de infinitivos. Sin embargo, una característica muy propia que contiene su obra es su sentimiento de desnudez y pureza, como se percibe en Arias tristes. Otras similitudes son el uso la forma métrica denominada romance en temas como el sueño, la vida y la muerte, sobre todo la muerte, tema recurrente en Juan Ramón Jiménez.

En algunos poemas, Jiménez usa visiones similares a las de Bécquer. Por ejemplo, en la “Rima IV” Gustavo A. Bécquer dice: “mientras el aire en su regazo lleve / perfumes y armonías; / mientras haya en el mundo primavera, / !habrá poesía!”. Por su parte, Juan Ramón Jiménez el poema “Yo me moriré, y la noche” dice, ”Pero habrá estrellas y flores / y suspiros y fragancias, / y amor en las avenidas / a la sombra de las ramas.” Ambos poemas tienen mucha similitud y en varias de sus obras podemos ver esa influencia como en: Arias tristes (1902), Jardines lejanos (1904), Pastorales (1905), que es prácticamente poesía desnuda. El mundo que plasma es un mundo creado a partir de visiones y evocaciones.

Para finalizar, el mundo poético de Bécquer es tan profundo y lleno de esencia y claridad que muchos poetas “abrevan” de su poesía, aunque cada uno toma su estilo propio. Bécquer es la poesía a la mujer, al amor, a la visión imposible; Machado es la expresión poética de las tardes, a veces tristes, a veces claras, a veces lánguidas, y por su parte Juan Ramón Jiménez es el que fue, el que es y el que será cuando llegue el momento de la última luz: la muerte. Tres poetas que han aportado mucho a la historia literaria. Tres poetas que por su profundidad trascienden, tres poetas que serán agua de muchos ríos.

                                                     María Gloria Rodríguez