Wednesday, April 2, 2014

Filial


Fotografía: M. Gloria Rodríguez
Madre:
Desde la raíz profunda de mi entendimiento
vislumbraba la urdimbre de tus manos.
Yo era alondra en nido de musgos y hiedras silvestres;  
era luz en la pupila inquieta de tus ojos.
En tus retinas se esfumaba la tarde en plenitud de risas.

Cuando era gacela, me esperabas con alas abiertas.
Tejías sueños que me envolvían cada mañana,
palpabas las vértebras de mis pensamientos,
tocabas reminiscencias de mis primeros hermanos,
aquellos que tocaban notas en pentagramas de viento.

Fui barro entre tus manos, espejo y raíz de tu pensamiento;
te volviste rosa y aspiré tu aroma;
me convertí en abeja y produje miel para mis deudos;
busqué en rincones del tiempo hasta quedar exhausta,
exhausta del palpitar de mis dedos.

Fui de tus raíces sueños alados y crepitar de fuego;
me quisiste desde antes, igual que a mis hermanos dispersos,
fuimos trascendencia, perpetuidad reflejada en retinas,
y sueños aleteando entre bandada de loros a lo lejos.

Desde la raíz profunda de mi entendimiento
te he amado y sigo adherida a tus paredes.
Con hilos invisibles me llamas cada tarde 
y mi pensamiento vuela hasta tus brazos 
que alumbran los días nublados.

Seguimos escuchando el crepitar del fuego,
saboreando  el fruto de los años como en aquellos tiempos:
cuando yo era alondra, cuando yo era gacela desnuda 
y me esperabas con tus alas abiertas.

                                                            M.G. Rodriguez